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miércoles, 29 de octubre de 2008

Hoy aquí y mañana allí


Cuentan que no hace mucho tiempo en uno de los Hospitales más poderosos del país había un enfermo interno varios años en el centro, llamado Itnas, el cual desconocía la gravedad de su enfermedad por recomendación médica. Era de una familia "humilde" lo que empeoraba aun más su situación, ya que este era el motivo de que estuviera ingresado en la planta baja.

La nueva doctora jefe del Centro Hospitalario decidió, sin documentación ni análisis previo del paciente, y tras el empeoramiento de su estado, avisar al servicio de funeraria del Hospital para que viniesen cuanto antes a tomar las medidas al fallecido para un traje y un ataúd. Esta rapidez se debía primero, a que estaban faltos de espacio por lo que podrían realojar a otro enfermo en la cama que quedaría libre, y segundo, a que el Centro cubriría los gastos del funeral por compasión a la familia. Y dicho y hecho, a la mañana siguiente y mientras el paciente dormía profundamente un gordo, antipático y barbudo del servicio de funeraria, que no hacía ni un mes que se había incorporado al curro, y con el fin de agradar a la Dirección del Hospital para futuros ascensos, acudió a averiguar la talla del presunto fallecido, sin percatarse que Itnas aún respiraba. El enfermo aunque dormido sintió la presencia de alguien entre sueños, pero lo tomó como una revisión médica rutinaria y no le dio mayor importancia.

RELATIVIDAD, de M.C. Escher – Litografía, 1953. donde diferentes personas comparten una misma vivienda sin enterarse en absoluto de la existencia de quienes se rigen por otro eje gravitatorio. En el mundo moderno sucede algo parecido: economistas, ecologistas y tecnólogos viven en una misma casa sin percibirse, porque se rigen por distintos ejes.


Los amigos sabiendo que Itnas se debatía entre la vida y la muerte y viendo como los médicos, por cobardía o ineptitud, no le decían nada, tomaron la decisión de explicarle su dramática situación y que en realidad se estaba muriendo. Él se lo tomó en principio con buen humor, incluso se le oyó comentar en tono irónico: “…Soy el Berolas, no me quedan días, me quedan horas...”. Esta reacción inicial era debida al estado de shock producido por la noticia, lo cual se confirmó en los días siguientes donde afloraron en él una mezcla de sentimientos que iban desde la más terrible ansiedad hasta la pena más absoluta y ellos mezclados con momentos de angustiosa rabia.


· Ansiedad sobre todo por el miedo a la muerte, a saber que sería de él.
· Pena por las personas que dejaría atrás con los que había compartido muy buenos ratos de su vida ya que eran ya 4 años los que llevaba como residente interino.
· Rabia, sobre todo rabia, con los médicos por su falta de sensibilidad por no haber hablado directamente con él y sencillamente dejar el “marrón” a sus más cercanos, impidiendo que este planeara su futuro de otra forma. Sin lugar a dudas la desafortunada praxis médica para afrontar la situación fué lo que más irritó al enfermo.


Pero Itnas no se resignó a su trágico final y como último recurso decidió contarle su situación a un gran amigo suyo Onifur y su colaborador Divad, que trabajaban para la Directora del Hospital, conocida por todos como Lilit Imot. Corría el rumor entre el personal y pacientes del edificio que Lilit poseía poderes sobrenaturales para sanar y curar a enfermos terminales, pero también para hacer empeorar a pacientes cuando estos no eran de su agrado. En esta ocasión y tras estudiar los datos que sus ayundates le daban sobre el caso de Itnas, ordenó a la doctora jefe una revision exhaustiva del enfermo, con análisis de sangre, de orina, registro de la tensión, escáner, etc... La sorpresa saltó a la mañana siguiente cuando en uno de los análisis se descubrió que habían cambiado por error anteriores resultados en las pruebas de sangre con un paciente ya fallecido de la segunda planta, un conocido actor de cine X, llamado Curtis.

Nadie sabe si el error fue por la falta de rigor por parte de los doctores o en realidad era cierta la leyenda de Lilit sobre curaciones mágicas y mundos parlelos, pero lo que si es cierto es que a la mañana siguiente a Itnas se le cambió la medicación que estaba recibiendo y mejoró de manera sorprendente, aunque lenta. Incluso algunos doctores iban a verlo con el fin de anotarse el tanto en su recuperación, aunque en el fondo eran sabedores de su metedura de pata. Itnas aunque algo dolido por lo sucedido siempre estuvo agradecido a la Dirección del Centro y a todos los que lo apoyaron en los malos momentos.

Este relato es ficticio cualquier parecido con la realidad es totalmente “casual”. Si no has entendido nada te lo cuento asi o bicerveza. Su autor es anónimo aunque le gusta que le llamen María Teresa.

4 comentarios:

ANTICLEA dijo...

Bueno, como ya comentado en persona, este es un texto muy ocurrente y con mucho fundamento, como dice algún personajillo famoso. Hemos podido ver el borrador y el enlace final, que no era fácil, pero que has resuelto de forma que todas las "piezas" encajan perfectamente.
AH! los nombres de hadas y duendes...preciosos, y las descripciones de ciertos personajes muy acertadas.
Yo te animaría a seguir escribiendo en el blog, no lo haces mal y tienes mucha imaginación.

Por cierto, esto queda como una crítica de las de O.T.!!!!!

Quique dijo...

Ahora que Itnas me ha iluminado veo el relato con otros ojos. Todo encaja...
Muy bueno, sigue así.

MILA dijo...

Dibujas, escribes y siempre me haces reir....
Y lo mejor de todo, es que nunca dejas de sorprenderme... besitos

MILA dijo...
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